sábado, 20 de febrero de 2010

maNo a maNo












tango clásico en versióN espaÑolisiMa

domingo, 7 de febrero de 2010

alKatraCes


fragmeNto de
discuRso por las floRes



El pueblo mexicano tiene dos obsesiones:
el gusto por la muerte y el amor a las flores.
Antes de que nosotros "habláramos castilla"
hubo un día del mes consagrado a la muerte;
había extraña guerra que llamaron florida
y en sangre los altares chorreaban buena suerte.

También el calendario registra un día flor.
Día Xóchitl, Xochipilli se desnudó al amor
de las flores. Sus piernas, sus hombros, sus rodillas
tienen flores. Sus dedos en hueco, tienen flores
frescas a cada hora. En su máscara brilla
la sonrisa profunda de todos los amores.

(Por las calles aún vemos cargadas de alcatraces
a esas jóvenes indias en que Diego Rivera
halló a través de siglos los eternos enlaces
de un pueblo en pie que siembra la misma
primavera).

A sangre y flor el pueblo mexicano ha vivido.
Vive de sangre y flor su recuerdo y su olvido.
(Cuando estas cosas digo mi corazón se ahonda
en mi lecho de piedra de agua clara y redonda).

Si está herido de rosas un jardín, los gorriones
le romperán con vidrio sonoros corazones
de gorriones de vidrio, y el rosal más herido
deshojará una rosa allá por los rincones,
donde los nomeolvides en silencio han sufrido.

Nada nos hiere tanto como hallar una flor
sepultada en las páginas de un libro. La lectura
calla; y en nuestros ojos, lo triste del amor
humedece la flor de una antigua ternura.

(Como ustedes han visto, señoras y señores,
hay tristeza también en esto de las flores).

carlos pellicer